Ayer hubo elecciones, día de fiesta y... hoy también las hay.
La principal diferencia que la sociedad mexicana tiene a la de otras naciones
es su inmadurez como pueblo. Su falta de educación cívica y su integridad como ente democrático. El clamor post-electoral me sabe amargo y a dolor pero no es por el resultado obtenido sino por la manera en la que los mexicanos decidimos comportarnos posteriormente a la elección que ejecutamos este año.
El cierre de líneas, la alineación de los objetivos y la aceptación de las consecuencias de nuestros actos como país es un deber de cada grupo, de cada persona y de cada conciencia. Comenzar un nuevo sexenio imputando, haciéndonos a un lado y negando lo que nuestros procesos arrojan es querer hacerse a un lado de las cosas que salen mal y siendo partícipes de lo que a nuestro juicio, salió bien. No señor. Eso es total y absoluta inmadurez.
Es verdad, EPN no es la mejor opción de gobernante por muchas razones pero su partido supo entender y echar a andar los engranes correctos de este sistema para poder vencer a sus oponentes durante muchos años en la oposición y, por ello mis respetos, lo lograron. Eso quiere decir, entre muchas otras cosas, que le tienen tomada la medida al pueblo y a las instituciones, que tienen las alianzas correctas con muchos grupos alineados a un objetivo y que han cosechado copiosamente las siembras que en los últimos años hicieron en los estados. Sus medios no serán los más aceptados por la sociedad pero hipócritamente sí son los más usados día a día por las personas: la corrupción, la condición a la acción, la compra de conciencias, la conveniencia orgánica, la presencia excesiva en medios, etc., todas, herramientas muy útiles para llevar a la mayoría de las mentes débiles, ignorantes, necesitadas y coludidas a la acción que los beneficie a ellos (al PRI) como grupo.
Independientemente de eso, no veo razón para seguirse lamentando y seguirnos recriminando que México no cambió hacia donde nosotros queríamos y al mismo tiempo quedando ciegos y sordos ante lo que de verdad importa que es mostrar respeto por nuestros preceptos democráticos de nación y olvidarnos de que la voz de dios es la voz del pueblo. La realidad nos presentará nuevos retos que invariablemente nos necesitan unidos y el desgano natural de no 'obtener' lo que deseábamos es aceptable mientras no se convierta en un berrinche infantil y sin sentido, alienarnos de un proceso tan nuestro como su resultado y que debemos aceptar pronto para poder continuar fuertemente hacia adelante.
Lo de cada elección es una fiesta, una bendición que muchos países desearían tener al nivel nuestro. Sintámonos orgullosos de nuestro IFE, de nuestros ciudadanos en casillas (votantes y organizadores), de la gente que colabora sin interés en un proceso clave para nuestra estabilidad y que, sin duda, es dificilísimo. Participemos, sintamos lo que es formar parte de ese proceso para sensar el calor y la fricción que representa el rumbo de nuestra vida social, creo que sólo así podremos valorarlo y apreciarlo tanto como deberíamos.
Nos resta seguir adelante, procuranos sistemas para conocer a los postulados partidarios, sistemas para la rendición de cuentas, sistemas para la interacción del jefe-ciudadano empleado-gobernante, sistemas para el seguimiento de acciones y acuerdos y sistemas para una mejora en seguridad y justicia, entre muchas otras. La sociedad seguirá moviéndose y la única manera de crecer será mejorando en lo individual y sumando esfuerzos en lo colectivo para que juntos evitemos que esas mentes fáciles de convencer, sobornar, corromper y comprar dejen de ser la carne de cañón de estructuras como la que hoy regresó a Los Pinos. Educación y trabajo sigue siendo la clave.
Hoy mi elección es no hacerme a un lado, mi elección es alinearme con el nuevo ejecutivo y más que nunca apoyar las reformas que yo crea benéficas y criticar las que no, pero siempre aludiendo a la visión de país que, en alguna medida, debemos compartir como mexicanos. Él o muchos en el gobierno nos defraudarán y muchos otros no lo harán, no obstante, mi conciencia estará tranquila mientras lo que queda de mi parte sea hecho con gran corazón y entrega cada día por lo que apoyo y lo que para mí y mi país genere un valor, esa es mi elección básica y primordial, independientemente del que encabece al aparato burocrático.
Sí, hoy también hay elecciones y mañana y todos los días, celebro eso e invito a mis paisanos a reflexionar y hacer lo propio cada día de su vida.
