jueves, 6 de mayo de 2010

Dos corazones dentro de mí

Cuando te despiertas y no sabes qué depara el día es hermoso.

Lanzarte al ruedo con incertidumbre tiene su encanto. Un encanto que no todos aprecian o, más bien, un encanto que a muchos les es incómodo cuando es continuo. Aquí sí aplica el "nada con exceso, todo con medida".

Bien pues, si algún día se topa uno con una noticia que no es del todo favorable, viene la actitud de tomarlo estoico pero aún más importante, el momento de la verdad para descifrar el camino que se habrá de seguir para acomodar el destino revelado a uno más parecido a lo que se deseaba que fuera momentos antes. Cuando no hay nada que hacer, para qué me mortifico. Pero cuando sí, manos a la obra.

Cuando los deseos y sueños se entrelazan con el de la gente que amas, entonces el camino se empieza a poner más sabroso. Una capacidad hermosa de los humanos es que podemos sentir un corazón latir dentro de nosotros pero tenemos la elección de dejar entrar otros corazones y hacerlos nuestros latidos y así, cuidarlos también. ¿Te has puesto a pensar cuántos corazones laten dentro de ti?

Esta semana encontré e hice honores a dos de los que tengo adentro. El primero natural, mi madre. La entrañable, la decidida, la fortísima. Su sueño gastronómico se nos escapaba de las manos esa mañana, la puerta a la luz se cerró por instantes y vimos cómo ella seguía siendo fiel a estos tres de sus miles de características. Yo, fiel a mi característica racional, recurrí a la fuerza del argumento ante aquel que controlaba el cerrojo. Diciéndole "soy tú mismo", la puerta abrió y mi segundo corazón latió más fuerte, alegre, decidida a caminar en la dirección de sus propios sueños, haciendo de mi realidad un sueño.

Otro de mis corazones pertenece a ella. La real, la que es entera, la honesta. Esta semana creyó en un lugar, un lugar para crear su magia, un lugar para abrazar su ser y en el que compartiera conmigo su aquí y ahora. Yo también lo creí. La osadía y la calma combinadas han enseñado a estos dos corazones a coexistir como uno, a buscar con ahínco y a defender su crecimiento. Sin perder el suelo de vista, nos adentramos en una lucha por encontrar el cielo, ofertamos nuestro tiempo y nuestras ganas. Juntos definimos el primero de los horizontes que visitaremos, bastaron las prácticas y las pláticas para formarlo y henos aquí. Pilotando juntos una nave que zarpa sintonizada con pura verdad. Par de corazones en armonía, en alta mar también.

Cuando te despiertas y no sabes que ese día sentirás otros corazones dentro de ti latir, es hermoso.

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